domingo, 28 de noviembre de 2010

Siguen las sospechas sobre el etiquetado de los aceites de oliva

El 'cambiazo' a las etiquetas

El problema para el consumidor es cuando el contenido de una botella, lata o garrafa de aceite no se corresponde con la calidad que indica su etiqueta. Vender aceite de oliva lampante, virgen (a secas) o orujo por virgen extra, es un fraude económico, una estafa al consumidor porque cada uno tiene un precio distinto y así se lo pagan a los agricultores. Es como vender huevas de mújol como si fuera caviar o un vino de tetra brik como si fuera un gran reserva. Eso sí, todos ellos son aptos para el consumo.

No es malo que se ofrezca precios baratos, el problema es que los hay tan baratos que no pueden ser virgen extra.

Siempre ha habido diversas categorías de aceite de oliva, aunque se hayan cambiado los nombres comerciales. Pero en los últimos tiempos se ha usado el aceite de oliva, al igual que otros alimentos de primera necesidad, como la leche, como "productos reclamo" en los lineales de los supermercados.



Ojo con las ofertas

Se ven ofertas por las que el litro de aceite de oliva virgen extra cuesta 2 euros el litro, algo que levanta sospechas porque es casi lo mismo que se paga al olivarero en la cooperativa, unos precios de por sí ruinosos para el productor y que no son suficientes para cubrir los costes del cultivo.

Un estudio de la organización de consumidores Facua también revelaba que los precios de los aceites de oliva virgen extra en envases de 1 litro oscilaban entre 2,39 y 3,89 euros, nada menos que un 63%.

Aunque sea un producto reclamo, aunque se venda a pérdidas, esos precios no se sostienen en el tiempo. Es por eso por lo que empezaron las denuncias a algunas ofertas puntuales, algunas de grandes hipermercados que ofrecían una oferta en un folleto que no se correspondía con el producto que salía a la venta.

Pero si para ganarse a los consumidores los precios seguían tan bajos y los industriales no podían apretar más a los agricultores en las cantidades que se les abonaban, no quedaba margen de ganancia. Incluso se perdía dinero. Y ahí es donde algunos parece que han sucumbido a la tentación de ofrecer aceite de baja calidad con etiquetas (y precio) correspondientes a calidades superiores.

Fuente: www.elmundo.es

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