El aceite de oliva virgen que no cumple con los requisitos mínimos para ser considerado "aceite de oliva virgen", es el aceite de oliva virgen lampante.
Su aroma y sabor son desagradables al paladar y su acidez supera los 2º.
Este aceite suele proceder de frutos de poca calidad, frecuentemente recogidos del suelo, o han sufrido el ataque de alguna plaga. También pueden resultar de una tardía molturación del fruto tras ser recogido y almacenado en tolvas en las que se atroja, es decir el fruto se aplasta por su propio peso y empieza a fermentar.
Incluso un aceite de oliva virgen, o virgen extra, por una mala conservación, pueden enranciarse, oxidarse y bajar de categoría a lampante.
Este aceite no es apto para el consumo y debe refinarse.
Por último, y como curiosidad, el nombre de lampante, se lo da el hecho de que en la antigüedad el aceite de peor calidad se usaba como combustible para alimentar a las lámparas de aceite.
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